sábado, 21 de mayo de 2011

EN DEFENSA DE LOS PRINCIPIOS FUJIMORISTAS

EN DEFENSA DE LOS PRINCIPIOS FUJIMORISTAS
Mario César Eguiluz Poma
Durante más de una década, de manera sistemática, se ha acusado y difamado al fujimorismo por algunos sucesos negativos ocurridos durante los años noventa. Incluso, hubieron muchos que de manera muy temprana, osaron en aseverar que el fujimorismo había muerto, pero hoy luego de más de diez largos y tortuosos años de agravios e imputaciones, el fujimorismo se encuentra nuevamente fortalecido y está siendo reivindicado por los electores que con su voto le han permitido pasar a la segunda vuelta electoral. Es el pueblo peruano quien lo está reivindicando, aquel pueblo por el cual luchó y al cual beneficio, aquel pueblo que no sabe de formas ni de teorías, pero sí de hechos y de obras. Pero no solo son ellos quienes apoyan a la candidata del fujimorismo, sino también aquellos que conociendo de formas y de teorías saben y entienden que en la historia hay momentos en que se tienen que tomar medidas excepcionales para precisamente garantizar la vigencia de dichas formas que nos señala la ciencia política.
Durante todo este tiempo se ha intentado desacreditar  al fujimorismo como una alternativa de gobierno, pretendiendo invalidar los preceptos en que se basa dicho modelo político, tratando de desconocer el hecho de que los errores y también delitos que se cometieron fueron perpetrados  por personas y no producto de la aplicación de dichos principios.
La historia nos muestra que a veces instituciones con mucho prestigio y poder se han visto involucradas en situaciones muy graves y han tenido etapas nefastas en su recorrer. Habría que rememorar que durante la Edad Media, en los años del Oscurantismo, una institución como la Iglesia Católica pasó por su etapa más infausta que se recuerde. Abusando del poder y reconocimiento que ostentaban, muchos de sus integrantes, incluidos algunos Papas, mandaron maltratar y asesinar a mucha gente, sometieron a castigos inhumanos a todo aquel que creían un peligro, y en nombre de Dios condenaron a sus víctimas. Fueron siglos de opresión y desgracia que la humanidad tuvo que soportar. Seguramente muchas de estas personas y las sociedades de entonces debieron haber renegado y maldecido a la Iglesia y sus representantes por los atropellos que estos cometían. Sin embargo, en la actualidad la Iglesia Católica sigue vigente, con más de mil millones de seguidores, y el hecho de que esto sea así, es que los principios que rigen y guían al catolicismo se han mantenido incólumes ante cualquier desacierto y arbitrariedad de sus integrantes.
Ocurrieron muchos abusos, se vivieron años atroces, fue una era funesta. Pero el hecho de que una sociedad no viva a la altura de un ideal no invalida el ideal, y la doctrina de la Iglesia Católica, su invocación al perdón, a la paz y su mandato de amor al prójimo, una vez proclamados, actuaron como fermento en el desarrollo de la humanidad y el catolicismo.
Este es un ejemplo histórico de que las instituciones pueden fallar, que las personas pueden errar, pero no por ello los principios que guían una organización tengan que fracasar.
En la actualidad en el Perú se vive un clima de incertidumbre y escepticismo por lo que pueda pasar en la segunda vuelta electoral. Por un lado tenemos a la candidata del fujimorismo e hija del ex presidente Fujimori, a la cual sus enemigos intentan proscribir e invalidar por los errores del pasado, pero sin tener en cuenta ciertos factores. En efecto, se cometieron errores y también delitos durante el régimen de los noventa, pero estos fueron ejecutados por un grupo de personas que traicionaron la confianza del gobierno y se apartaron de los lineamientos del modelo. Pero el hecho de que las personas hayan errado no invalida los principios del fujimorismo porque los principios están por encima de los hombres y sus errores. Y los fundamentos de la Doctrina Fujimori, como la ayuda a los más necesitados, la lucha contra la pobreza, la paz interna y externa, la estabilidad económica, el fomento de la inversión privada, entre otros, han demostrado ser la manera más eficaz y segura que tiene un pueblo para alcanzar su desarrollo.
Por otro lado tenemos al candidato de izquierda el comandante Ollanta Humala que intenta instaurar un modelo socialista – nacionalista con las graves implicancias que ello conllevaría. Debe considerarse que el socialismo ha demostrado su ineficiencia para resolver los problemas de la gente, ha agudizado los conflictos sociales, promueve la lucha de clases, genera fanatismos y diferencias irracionales entre las personas. Los regímenes socialistas en sus aventuras revolucionarias han causado millones de muertos, produciendo miseria y aumentando el número de pobres por los que dicen luchar. El nacionalismo por su parte divide a las naciones, cultiva odios y provoca guerras con su consecuente secuela de muerte y destrucción. El chauvinismo es por naturaleza autárquico y xenófobo, lo cual es un peligro mayor para los ciudadanos y las naciones.
El socialismo y el nacionalismo han demostrado ser desastrosos no solo por la ineptitud y abuso de sus representantes, sino primordialmente por la inviabilidad de sus principios, que en la historia han fracasado. Deberíamos evitar que un régimen así se instaure en el Perú, que lo único que nos traería sería atraso y aumentaría la pobreza.
Conciudadanos, el antifujimorismo con su odio visceral e intransigencia intenta truncar el desarrollo del Perú que tanto esfuerzo nos ha costado y convertirnos en un país sin futuro. Es hora de elegir entre un régimen de paz social, de seguridad, libertad, oportunidad y respeto al ciudadano que representa el fujimorismo o por un régimen de intolerancia, incertidumbre, retroceso e intimidación que representa el humalismo. Es hora de optar entre un modelo militarista – estatista de tendencia totalitaria o por un modelo que garantice el bienestar y asegure el desarrollo de los más necesitados.
Es la hora de darle la oportunidad a un fujimorismo principista, doctrinario y racional. Es la hora de un fujimorismo liberal, tecnocrático y honesto. Es la hora de un fujimorismo preclaro, democrático y no obnubilado ni avasallador. Abracemos la libertad como el único camino demostradamente viable para alcanzar el desarrollo de toda gran sociedad. El socialismo y el nacionalismo han fracasado. Es la hora del fujimorismo.
Muchas gracias
Atentamente,
Mario César Eguiluz Poma
        mc.mario001@gmail.com
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